MOZÁRABE Y MUDEJAR.

 Cuando todo esto acabe

te preguntarás por las horas que perdimos,

querrás saber, agnóstico como fuiste,

qué juicio hubo que te sentenció

a huir de la luz y del placer de los nuestros

condenándote a la sumisión ordinaria

en nombre de la trascendencia de un dios mudo.

Qué tuviste que esconder para conquistar

las garantías de la felicidad que tú prefieres

obviando la fuerza del débil y sus ansias.

Y darnos razones, por ser pasivo en mitad del fuego,

a los que vivimos más acá de las normas

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