TESTIGOS.
Había razones de toda índole y énfasis para vivir. Por eso cuando te vimos, tan dentro de ti mismo, ambos supimos que éramos amigos y viejos. Y no solo por tanto como nos preguntábamos, también porque todos queríamos, aún entonces, ser una obra abierta. Quien sabe hacia dónde. Así tan formales, comprobamos el contenido y la pertinencia del testimonio abierto de quien, tan insensato como estratega, tuvimos que amar, virgen y somnoliento sobre el burdel de la vida. Guerra de posiciones, diría la profesora, molesta, despreciando la periferia y la extensión del amor. ¡Tantos y tan heterogéneos caminos para llegar aquí¡