EL ALJIBE DE JEZABEL.

 «Sé paciente, pues el lobo perpetuamente está contigo».

Malcolm Lowry

Compartíamos prejuicios, reproducíamos vacíos,

sobrevolábamos el género, asimétrica alegría

transgresora del paradigma. Convocamos sueños

y atrapamos achatados mundos, frustrantes empeños,

y a duras penas pudimos respirar en la periferia.

Despertamos del sueño de los aliados y avanzamos,

avanzamos tantas secuencias inusuales, apacibles,

hasta llegar a lo que debíamos y nunca dijimos.

Instalada la mancebía, nadie sabe dónde debemos

morir, ni cómo hilvanar un teorema o qué hacer

con nosotros. Nada concuerda. El tiempo huye

y el universo es discontinuo, la palma duerme

sin doblar y el monasterio la mira. Unos días más

y nos disolveremos como un eco en las ruinas

de un amor, como el que todavía nos consentimos.

Mientras amanece y nos rodea el valle, aun dormido.

 

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