Entradas

Mostrando entradas de 2015

DEL BIG BANG AL BIG CRUNCH. (A la recerca del subjecte perdut) (Fragment)

Aleshores dorms nu i com prostituït, i com el pacient Job, prefereixes que Jehovà tinga raó i malviure baix la falda del mascle que et proveeix d’un rosegó, d’una carícia o d’un pene. Però vam descobrir al fons de les nostres pupil-les, des de l'encaix perfecte dels nostres cossos, curulls per l'acompliment de l'amor, conjugat en besada i el ritual gemec, sense sospites ni garanties, de tu a tu devorant-nos, cobrint la pell de pètals captius i flors del taronger, fins que l'aurora dissol les ombres i engalana la teua cara. Tot, amb tal de reconèixer-nos .

DE REPENTE, LA VIDA.

Siempre supimos que sería difícil conocer un poco más de nuestro mundo sin saber de sus raíces y pertenencias. Lo creímos tan nuestro que apenas lo vivíamos, diferentes como somos, incluso cuando no hay tiempo para saber por qué nos perdemos en las diferencias y sus contrarias. La sospecha de aquel mundo posible, siempre a mano, ha trastornado nuestra quietud y aún sugiere que generemos la suerte que diese noticia, no de lo que éramos, que jamás nunca lo hemos sabido, menos aún de buscar la frontera entre las excepciones y las reguladas normas. ¿Había lugar? A duras penas, de lo que queremos ser. Humilde dialéctica. O pacientes roces con los que construimos nuestra inercia.

LAS DELICIAS SOBREVENIDAS.

Nadie nos dio permiso para vivir a oscuras y deslizarnos suaves sobre los recuerdos, motivados y estimulados a emprender el esfuerzo. ¿Quién pudo perdonar a nadie sin sumergirse? Por eso abrimos la puerta a la hipocresía, a la apariencia, reforzamos y estilizamos la mentira, abrazándonos a la corrupción y al vicio (para qué negarlo, nos pudo el morbo) y así encontrarnos con tantas razones nobles para seguir viviendo y ninguna para morir.

TRADICIONES.

Quieren morir de viejos, como siempre se ha hecho, muy arrugados y con orden. La mar no es más que agua y el valle, tierra y piedra. Son  planos, como el desierto mítico, enjutos como el esparto, ordenados como la muerte y pretenden tener una larga vida. Cuando tienen que explicar alguna maldad, de las que hacen diariamente, buscan el pretexto del mal de poniente, cuando no de la herencia. Es la ley eterna de Abraham y Job que nos obliga en silencio a servir a la comunidad de la cual se sienten más que amos, caciques. Nacen, se aparean y mueren con su verdad, la de siempre, inmensa, inagotable , de la que huimos desesperados. Y nos persiguen como fantasmas. Nunca quisimos ser ellos, ni tampoco eludirlos, para no matarlos.

LA MEMORIA Y EL VERBO.

Sí, fue una aventura abandonar la cuna y encontrarnos, en el instante cero de nuestra historia, envueltos y escondidos en las dimensiones ocultas, hasta intuir que, para saber de ti, tan lejos tus besos, tuve que amar a tu dilecto, descanso de tus labios. Qué delirio de verbo y qué largo el camino para tan corto proyecto. Fueran tantos saltos meditados, del sentido a la significación, que no hay códigos, ni tan sólo coincidencias en el amaneramiento de un mismo origen y quizás te buscarás un día en la roca, el agua o el aire. Ningún miedo. Dónde sea que quieras andar, el final será tan imprevisible y triste como una pasión farragosa, resuelta a morir de vieja, reconfortada por el deseo, la mentira, y el secreto  de confesión. Los cementos tiernos que unen. 

TESTIGOS.

Había razones de toda índole y énfasis para vivir. Por eso cuando te vimos, tan dentro de ti mismo, ambos supimos que éramos amigos y viejos. Y no solo por tanto como nos preguntábamos, también porque todos queríamos, aún entonces, ser una obra abierta. Quien sabe hacia dónde. Así tan formales, comprobamos el contenido y la pertinencia del testimonio abierto de quien, tan insensato como estratega, tuvimos que amar, virgen y somnoliento sobre el burdel de la vida. Guerra de posiciones, diría la profesora, molesta, despreciando la periferia y la extensión del amor. ¡Tantos y tan heterogéneos caminos para llegar aquí¡

EN EL URINARIO.

Cada vez es más incierto que la historia nos enseña a vivir. Durante centenares de siglos nos habéis hablado del mundo, de cuanto nos rodea y desconocíamos. Iniciamos así un largo camino hasta saber las formas y las entrañas de todo lo que nos podía interesar para sobrevivir. Desde el más distante punto de luz del infinito universo hasta esta pequeñísima bacteria que me contempla, asustada, por si meo encima y provoco su diluvio universal. Todo lo habéis perfectamente ordenado y cuantificado. ¿Y os asustáis si ahora nos miramos, hablamos de nosotros, y nos preguntamos: quién soy, qué hago aquí, a qué he venido y dónde voy? Se diría que sois dioses. O puede que solo amos.

SOLIPSISMES LOW COST (I)

Fa temps arribaren velers sense bandera ni armes. Venien plens de gent, de lluites i misèries i en la cara arrossegaven el dolor i la mirada dels apàtrides. Ens van donar poc de temps per tapar els nostres rius, ofegar els boscos i amagar la memòria. Poc més vam poder fer que contemplar el dolç sopor de les tardes d'agost, fornicar amb alguns d'ells i consentir que triaren a canvi de qui sap què. La mateixa aventura que els dugué un dia de sol, un altre de tempesta se'ls emportà. Mai sabérem de qui eren fills, ni si tenien història, ni d'on venien. Aleshores els miràrem estranyats; però gaire mai no ens atrevirem a mirar-los als ulls. Potser perquè només feia dies que havíem deixat aquella corba en la qual tot es va esvair. Van poder tastar el fruït del plaer del coit de la selva, de l'absència de lligams i del vellíssim sembrat a barreja. Encara que pogué ser el principi d'un llarg encontre, fou just un desideràtum, que, com l'eclipsi lunar, torna cada pri

EL RIESGO DE LA DIVINIDAD.

Hubo sus más y sus menos. Recuerdo que al mirarnos, alguien comentó que, aunque la vida nos había esparcido espléndida, en casi todos los mundos posibles habíamos nacimos nardos, adecuados unos, insólitos otros. Al parecer, dijeron, nos habíamos comportado con la dignidad adecuada. Lo cierto es que todos veníamos cargados de historias, ajenas algunas, y aún había tiempo para resolverlas. Tal y como amaneció, ¿cómo pensar que nos robarían? Al fin sucedió que éramos como dijeron. Llegamos con volados de encaje, amplios, resueltos y acompañados, rociados, compañeros de la aurora blanca. Aún así, hubo que reportarnos, indagar para saber quién era cada cual. No fue fácil porque, aunque todos los golpes recibidos eran igual, no tenían el mismo origen y una frágil historia los cubría. Pero de nuevo las miradas nos identificaron. Horas después, días quizá, supimos que, aunque intentamos llegar desnudos y cubiertos de luz, teníamos los hombros hundidos de soportar recelos, malicias y consejos