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Mostrando entradas de marzo, 2021

La segunda inocencia.

  Muchos todavía cuentan que somos lo que vivimos, olvidando que, por ortodoxos vivimos lo que apenas nos dejan. Cierto que fuimos pueblo una primavera, pero reflotando hoy somos multitud, anónimos símbolos y revueltos sapiens. Algunos sueños se disolvieron en el transcurso de los vientos de poniente y vuelven los agravios insistentes por las noches, organizan nuevos empeños y deseamos nuevos atributos, nuevas claves que atiendan a quienes somos porque con ansia nos amamos. Pero nunca amanece. Desmantelados, los dioses siguen de siesta. Huyendo, ambos lo sabemos, emergemos de tantas lluvias que generosos devuelven los mares y volvemos con las ramblas. Al principio, sin ánimo de quererte para negarte después me deslumbró tu futuro, luego fue un sutil murmullo ajeno quien me invadió y tu belleza finalmente despertó mi inociencia. Me olvidé de tus atributos y me arrebató la idea de saberme tuyo, atado a tus partes, perdido entre tus luces, recubierto de zozob

Gloria in excelsis Deo.

  Oh, amigos, cuantas guerras por permanecer pegados al pasado, manteniendo los valles verdes, buceando las aguas del Jordán, buscando el origen de nuestra vida en el mar. Lejos del inhóspito jardín, denunciado en el nuevo mundo por la melancolía. Sí, como si los escondidos y trascendentes, quizá eternos un día, tomaran la senda de la única flor y de la mano del placer sacrificado evocaran el silencio del amanecer, la proyección de la madre planeando la duda del único soldado nacido. Mientras, asustados nos pliegan cada noche como a Ícaro y nos deshace el sol cuando, con esa renuncia por miedo a los delirios que insisten en penetrar a una virgen por si así no fuera, aquellos que nos llevaron un día hasta quedar tranquilos con el viejo rumor de voces y cuerpos que aun reclaman. Bien sabes que todos los que nos queríamos, en aquella santa viña teníamos la vida y el lecho a imagen y semejanza revestidos de lo que dijeron teníamos que desear. Quisimos,