EL ABRAZO DE SPINOZA.

 

El corte profundo que tu vida propone no acaba

con el recuerdo de donde vienes marcado, resiste

en tus entrañas y deseos aunque cada primavera

la crisálida levante el vuelo con la esperanza

de un nuevo mundo si lo encuentra en el punto

de partida. Todos somos uno ramificado, cada día

empezamos una brega buscándonos fatigados de vivir

concluimos que cualquier camino conduce al lugar

de donde venimos. No siempre aparece claro,

por el empeño de vivir si soy hijo, madre, hombre

o mujer. Tal vez todos están en mí y por eso os amo

y cada cuerpo obtiene la custodia y el placer de mis

recursos y el amor que resta del embargo de mi vida.

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