EL HAZ Y EL ENVÉS DE LA CULPA
Nadie nos dio permiso para
vivir a oscuras y deslizarnos
suaves sobre los recuerdos motivados
¿Quién pudo perdonar
a nadie sin sumergirse? Abrimos
la puerta a la hipocresía,
a la apariencia y estilizamos
la mentira, abrazándo
la corrupción y el vicio. Para
qué negarlo, nos pudo el morbo,
y encontramos tantas razones
nobles para seguir viviendo
y ninguna para morir que siguió
abierto el reto. Es cierto,
¿Por qué no dejarse amar
complicando y entrecruzando
las vías de acceso al
pensamiento y a la belleza? Pero
una vez más dimos espacio al
remordimiento, a la culpa
y a la penitencia, a las
cosas importantes de tu vida mía.
aquellas de las que nunca,
pocos saben nada. La síntesis
son el claroscuro, la
simulación, la mirada oblicua, dispuesta
y resignada. Lo indignante no
ha sido sobrevivir, fue dudar
de nosotros y de los
nuestros, temerosos de saltar sobre el vacío.
Hasta que observamos que, si
intentas ser tú mismo, te desvaneces.
Comentarios