LA MOMA.

Grácil sobrepasas el día, la mirada ajena,
trasciendes a tu pesar los crepúsculos
y te pierdes en el desamparo de las noches.
Tierna y voraz, adquieres cuanto miras,
arisca con lo viejo, te envuelves, torrente
de cabellos, en el misterio de las sombras
que galopan sin brida desde la infancia.
Eres fresca, cántaro curvo, y te derramas,
abundante y sutil, sin apenas certezas,
ni recodos, ni carencias, ni silencios,
sólo luz todavía, sin molde, ni espacio, ni tiempo.
¿Sabes?; un día todos fuimos así, desnudos,
libres y sin remiendos, accesibles y expuestos,
impunes y sedientos, ajenos al peso
de los otros, diferentes, bulliciosos,
y la muerte, encapuchada, dormía en el ribazo.
De vuelta de la nieve, tienes que negociar,
buscarte espacio entre los agravios, decidirte
por una de las caras ocultas de la luna,
solicitar clemencia, buscar la diagonal,
insistir en el hábito de vivir, dispuestos
a difuminar la distancia que disipa la entrega,
y de nuevo, peregrinos, salir hacia el vacío,
manteniendo el asombro de despertar cada día.

Comentarios

ALMA ha dicho que…
cada palabra,
llega ...
se aparca...
una marca...

un beso...infinito


ALMA
Anónimo ha dicho que…
Llegaron a mí un torrente de palabras... pero aun no me decido por cuál cara oculta de la luna. No me decido ni quiero, porque en el dormir me muero siempre, y cuando me despierto, ocurre esa incertidumbre de no saber dónde estaba, qué fue de mí, o que era esa realidad en la que creí estar viva y me siento engañada una y mil veces por lo sueños, por la ilusión de vivir.
Cuándo te desmayas, no sientes nada, no eres nada, solo materia inerte y un sueño que no entiendes.
Cuándo te desmayas, quién te sujeta?

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