JOSEP VICENT MARQUES

De la mano de Julio Escandell, del Instituto Social Obrero de Valencia, conocí a Josep Vicent Marqués. Tuvimos una reunión un grupo de chavales con Marqués y su entonces amigo y compañero Ricard Garrido, para crear una organización socialista. Me sugestionó la capacidad intelectual y lo desenfadado del mensaje que Marqués nos ofrecía. Desprendía sinceridad y entusiasmo, tanto como para hacernos olvidar el temor de una reunión de aquel tipo, en plena noche del franquismo. Al parecer, Ricard Garrido era el encargado de contactar con los viejos socialistas que quedaban por Valencia y que detentaban el marchamo del PSOE oficial, algunos de ellos masones. La iniciativa no cuajó y después de varias reuniones cada cual tomó el rumbo que creyó conveniente.
La próxima que me reuní con Marqués fue estando él al frente de Germania Socialista. Se trataba de coordinar acciones entre varias organizaciones políticas, obviamente clandestinas. A pesar de nuestras diferencias, siempre tuvimos una cordial aunque distanciada relación.
Pasaron el franquismo y la transición y hace unos años coincidimos en un acto en la Facultad. Salimos paseando y volvimos a recordar viejas correrías, De repente le pregunte:
¿Fas algo en política?.
Me miró sonriendo y me dijo:
Ara em dedico a pintar.
Me quedé sin saber si echarme a reir o no, pero frente a mi expresión de incredulidad, como siempre, fue contundente. Sacó del bolsillo interior de la chaqueta un rotulador y acercándose a la pared, rotuló: País Valenciá será lo que voldrá.
Nos reimos los dos y nos despedimos con una cerveza. Fue la última genialidad que me regaló Marqués.
El respeto y el cariño se mantuvo a pesar de andar caminos paralelos. Si como parece, la geometría no euclidiana de Lobatchevski es científica y la paralelas se cruzan, probablemente un día, en algún lugar del espacio, volveremos a vernos.
Todavía no sé esta vez que le voy a preguntar

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