NARDOS.

Hubo sus más y sus menos. Recuerdo que al mirarnos alguien comentó que, aunque la vida nos había esparcido, espléndida, por casi todos los mundos posibles, habíamos nacido nardos, adecuados unos, insólitos otros. Al parecer, dijeron, nos habíamos comportado con la dignidad adecuada. Lo cierto es que todos veníamos cargados de historias, ajenas algunas, y aún había tiempo para resolverlas, pero tal y como amaneció ¿cómo pensar que nos robarían? Al fin sucedió que éramos como dijeron. Imposible esconderte, amor.


Comentarios

Entradas populares de este blog

EL ABRAZO DE SPINOZA.

ORACIÓN