EL LABERINTO DE LA MEMORIA (Antología) (XVIII)


“Sarebbe stato suicida resto sulle cosce” sin percibir qué vientos levantaban tus deseos y tantos otros pliegues que anunciaban el choque de tus manos con mis más poderosos y ocultos secretos, en tu afán infantil por poseer todo cuanto ajeno pero, a imagen y semejanza tuyo, deseas. ¿Cómo pretendías poseerme sin renunciar al orden que nos hace iguales? ¿Acaso no sabes que solo un amor sin futuro conduce al placer con naturalidad y ambos, desde niños, apostamos por un amor sin historia? En alta mar, sin más luz que la sobrante, fui tuyo unos momentos, los justos para admirarme de tu vigor, de tus deseos de sobrevivir y prolongar tu especie, de afrontar pasiones y desmanes, de hundirte en el placer ciego y buscar las corrientes, a tus caricias sujetas, que empujen la nave. Para mi, qué más da hacia dónde; por eso fuiste el capitán de la nave y yo el grumete sometido a tus poderes y supe del dolor, “penetração e vida”. Ni héroes ni villanos. Porque yo tengo la juventud y tú el recuerdo, yo la belleza y tú el aprecio y ambos el candil de la vida. , es el secreto que todavía perturba al hombre y a la mujer.

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