LA SONRISA DE KUNDERA.
"Otros, por la huella que has dejado
seguirán tu camino palmo a palmo,
pero la derrota de la victoria
no serás tú quien la distinga".
B. Leonidovich Pasternak
Era primavera cuando descubrimos el necesario soporte de la periferia del subsuelo la rebelión que embellece el corazón del sistema que estandariza la ceguera de nuestras madres el agobiante peso del recto y ordenado sentirnos abocó al brevísimo beneplácito de la peripecia dolida y no obstante generosa y antigua como las blancas carroñeras gaviotas fermentaba la flor dormía la semilla y seguíamos esperando el canto del gallo en los alrededores de tu pañuelo en los arrabales de tus mejillas los luceros se derramabanmientras tantos y tantos mutaron o tal vez dieron la vuelta y descubrimos su cara oculta otros tuvieron que lastimar al día inhóspito retiraron el pan de la mesa y desaparecieron fueron innumerables los centinelas dormidos las tardanzas las salvajes luces que despertaban rosales por eso fue que cuando nos alcanzó el hábito de vivir volaron montes amanecieron ríos florecieron mares todavía hoy descansa y duerme mi caballo blanco.
seguirán tu camino palmo a palmo,
pero la derrota de la victoria
no serás tú quien la distinga".
B. Leonidovich Pasternak
Era primavera cuando descubrimos el necesario soporte de la periferia del subsuelo la rebelión que embellece el corazón del sistema que estandariza la ceguera de nuestras madres el agobiante peso del recto y ordenado sentirnos abocó al brevísimo beneplácito de la peripecia dolida y no obstante generosa y antigua como las blancas carroñeras gaviotas fermentaba la flor dormía la semilla y seguíamos esperando el canto del gallo en los alrededores de tu pañuelo en los arrabales de tus mejillas los luceros se derramabanmientras tantos y tantos mutaron o tal vez dieron la vuelta y descubrimos su cara oculta otros tuvieron que lastimar al día inhóspito retiraron el pan de la mesa y desaparecieron fueron innumerables los centinelas dormidos las tardanzas las salvajes luces que despertaban rosales por eso fue que cuando nos alcanzó el hábito de vivir volaron montes amanecieron ríos florecieron mares todavía hoy descansa y duerme mi caballo blanco.
Comentarios
Polvo en el viento y la sonrisa de Kundera... los he leído ya varias veces y siempre encuentro muchos mundos ahí. Me gusta la profundidad de tu pensamiento.
Todavía hoy descansa y duerme mi caballo blanco!!