ESPERANZAS QUE SOBREVIVEN.

 

Vengo de regreso de tus menesteres a rastras y trompicones,

golpeado por tus desapegadas palabras y aun atiendo por qué

es de hombres llorar y hay flores sin contornos en tu camino

y por mis sendas, cubiertas de te amo sin quererlo, sin saber

remar a contracorriente y con el dolor muerto por suicidio.

El horizonte movido por la brisa, susurra mis cañas movidas

por el agua que roza mis pies. Me llegan tenues y silenciosos

cuatro dolores trémulos, ponientes y entristecidos de sombras,

aposentados en nuestras entrañas. Compañero, dejemos que

la guerra, la castidad y el hambre mueran con las manos,

las torturas, y los rebrotes del odio… cuando dios muera de viejo.

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

EL ABRAZO DE SPINOZA.

ORACIÓN