Insha'Allah


Desde donde dormíamos los jóvenes, vigilábamos 
el horizonte, esperando. Mientras, hacíamos 
como podíamos el amor, escondiendo que todos 
fuimos niños con mocos, ocultando los perfiles.
Sin renegar de los dones que nos dieron, caminamos
temerosos de no ser más que el sucedáneo de los sueños.
Arrastramos el miedo que nos hacía caminar aceleradamente
hacia la muerte o la libertad, qué más da. El viejo escenario
era tan delgado, que tan sólo un hilo rojo ordenaba
lo que quedaba de nuestra vida. Tuvimos que cambiar,
en alta mar como estábamos, sin brújula ni vela. Qué triste,
no saber para qué fui llamado, mientras los cuervos,
endomingados por reglas doradas, crecían con la enfermedad.
Cuando crucé la inocencia me aconsejaron: Insha'Allah.
Pero, rebelde, cogí la historia y huí, cambiando de nombre.

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