SATURNO Y LA TRAVESÍA DEL SINAIA

«Porque no es lo que importa llegar solo ni pronto
sino llegar con todos y a tiempo».
León Felipe

La envidia de la muerte os va tragando y devora
mis recuerdos. Es como si me despertase trenzado
y a caballo del cansancio, las miradas tránsfugas
y la vigilancia del beso que duerme, de la caricia
que reiteradamente muere dormida, insensible.
Tanta mar por medio, dueños de las tres dimensiones
os dejaron desnudos frente al odio de la vida,
del llanto y las candilejas, abriendo el debate.
¿Cómo separar lo que hicisteis de lo que sentíais,
tan libres fuisteis? Qué titánicos quedan hoy
vuestros hechos y mis palabras qué pobres, pero
aún sois el contrafuerte de nuestra vida, el aderezo
imprescindible, y vuestro destierro nos deja como
una caricia que golpea y nos invita, nos devuelve
a los orígenes, a la obscenidad del sufrimiento,
al dolor de la brasa, sangre cuajada, oscuro fermento
de nueva vida frente al leviatán enajenado, mutilado.
Sois la supervivencia del mito que vuelve en cada parto.

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