LOS TIEMPOS DE LA MEMORIA.

Aquel martes de Junio tampoco fui a clase.
De nuevo el adverbio se quedó esperándome
y mi amigo Rafa se enfadó, celoso, creo.
Dijo que por dejarlo solo cantando "Cara al sol";
pero habíamos quedado tú y yo en el cañar
para jugar de nuevo a médicos. Las ranas,
avergonzadas, se asustaron y saltaron
al agua sucia y quieta de la orilla del río.
Esperamos a que, como todas las tardes de verano,
pasaran las últimas barcas, llenas de arena.
Nos desnudamos los dos y cerramos los ojos.
Me dijiste, temblando, que te dolía el corazón.
Hice ungüento con saliva y te curé los pechos.
Tus labios me hicieron cosquillas hasta llorar
y entre beso y beso nos prometimos amor.
Se ocultó el sol y un silbido de tren nos despertó.
Me cogiste de la mano y corriendo nos fuimos.
Aquel día, de nuevo volvía tu padre de Francia
y era un hombre rojo, cansado y muy severo.

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