LA ESTRELLA DE CARNE BAJO LA BÓVEDA DEL TIEMPO

"Miró caer la nieve sobre el desnudo ramaje
y la sombra del asesino en la penumbra del zaguán".
Georg Trakl.



Hay cosas que no se dicen y que pervive su lealtad.
Como citas aplazadas, desafíos menguados y silencios
trascienden, suaves, la sonrisa oculta y el exilio.
Son, quien lo diría, el acceso al derrumbe de los días.
Ten siempre flores a mano y cuídate de los visillos
opacos entre nómadas, de los signos de cinco puntas,
del eterno sueño de cuando fuimos niños, y danza,
deja que nos diagnostiquen, que terminen las clases,
que de nuevo vayamos a robar tomates al campo.
La furia irreverente del olvidado, el impacto de su sed,
el mural que preside el café de nadie, las destrezas
que nos desinhiben, todo cuanto perdemos al vivir.
Como ves, todavía esperamos, del cieno de los rezos,
que las palabras se ensarten en la hoja o en el olvido.
No sé en qué momento sucedió pero empecé a quererte
y me conformé a tus pechos, a tus salmos, a tu pubis,
a tus homilías, al escondite y al ardor coronado.
Fuimos iguales en la lucha y diferentes en el amor,
por eso, pese a los eslabones rotos, igual que un verso
en nuestro poema, me disuelvo cuando amaneces,
o tal vez convertimos el medio en necesidad vital
y una relación pastoral en el roce de tus sueños y mis días.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
bonito texto, volveré por aquí...
Annabell Manjarrés Freyle ha dicho que…
Tus últimos poemas han sido maravillosos, me he extasiado...

"Me disuelvo cuando amaneces"

Hermoso!...

He estado ausente... viviendo el ahora, espero que la poesía llegue para volverla a vivir, lejos del día y de la noche.

besos!

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