V.ANDRES ESTELLÉS.TITULAR UN POEMA

En el restaurante que hay en el antiguo Real Monasterio de Santa María de Aguas Vivas, que perteneció a la orden de los agustinos, en una cena literaria, compartí mesa y tertulia con Vicent Andrés Estellés. A partir de la segunda copa de vino hubo un tira y afloja entre los dos, yo insolentemente intentando hablar de poesía y Vicent de mujeres. Hacía poco que había leído su LLIBRE D´ALZIRA, un fragmento de su impresionante poemario MURAL DEL PAIS VALENCIÀ. Entonces, y también ahora, creo que la mayoría de sonetos y poemas que lo componen, lo son totalmente al margen de la ciudad (Alzira), a la que están dedicados, a pesar del esfuerzo de Jaume Pèrez Montaner en el prólogo, por demostrar lo contrario.
Al final de la cena, hacía un calor insoportable en el salón y conseguí llevarme a Andrés Estellés a uno de los patios porticados del monasterio. Sentados a la fresca, y copa en mano, no podía más y le solté a bocajarro:
-No creus que la major part dels títols que hi fiquem als poemas tenen ben poc a vore amb les idees i imatges que hi son al sí del poema?.
Vicent, con la socarronería y sensualidad que le caracterizaba me miró por un instante, me guiñó el ojo y me dijo:
-Passa com amb les dones. Què més dona el nom que tenen, lo important és què estan molt bones. Per cert, has vist el cul tan bonic que tè la Merxe?.
Al rato apareció Jesús Huguet que hacía de acompañante de Andrés Estellés y éste me dio un suave apretón de manos y me volvió a guiñar el ojo. Un poco cansado ( eran las 4 de la madrugada) se despidió:
-Un día d´estos seguim parlant de poesía. Bona nit, Pep.
Por supuesto, la Merxe y las demás chicas también se fueron.

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