PRUEBA DE CARGO.
Aunque separados
por una leve sombra y un aparente
amaneramiento que
se delata en el virtuosismo
de tu sonrisa, ambos
nos unimos por el comportamiento
replegado de las
pasiónes sustraídas, de tu inclemente
dolor-placer
esparcido por los cóncavos y recónditos
cuerpos esparcidos
sin periferia por el espacio tiempo.
A tu pesar, aunque
llores e insistas, no es cierto
que me extrañe tu
aura, ni que tu equívoca sonrisa
consuele el deseo amable
amenazado por tu pulso
de trazo enamorado. Desde
la urgencia, como tú odias
y amas, perdóname
cuando me pierdo, Pero debes
comprender que si
te amo es porque en la penumbra
del repliegue puedo
dar rienda suelta a como yo
te quiero, sin que
el mundo me reclame testimonio.
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