SIN TIEMPO NI ESPACIO.

 

Porque todo queda, a tanta distancia del primer encuentro,

pretendo volver a descubrirte, desnudo el cuerpo guardado

en la memoria y con el sabor inenarrable de la hierba

sobre la que te derrarmaste, de regreso de tantos turbadores

clímax. Recubierto de caricias anónimas con el suspiro

largo de tus pechos erguidos y mis muslos prietos atenazados,

aun hoy, digo, me enardece el caracoleo de tus manos

y el siempre dulce roce de tus labios sobre mi piel virgen

cubierta de ansia, sin tiempo ni espacio donde revolverse .

Bien sabes tú, con cuánto dolor te amé y con cuánto placer

me dueles, y hoy aun consientes que descanse sobre tu vigor

ajustado, tembloroso y dispuesto de nuevo, como aquella

primera vez, a temblar por el rubor de mis sacudidas sordas.

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