¿DESDE DONDE NUNCA ESTUVIMOS?
Es cierto que
apenas nos lo propusimos,
como si el perfil
de un cuerpo no fuera con nosotros.
Pero al menos
después de recibir las embestidas
ciegas del
adolescente, deberíamos saber
que cada mirada
abre una disyuntiva de cielos posibles
y requiere un
esfuerzo igual al afán de supervivencia
y de emancipación,
que abre escenarios para los encuentros.
Demasiados intentan
a hurtadillas y aun con sacrificio,
reinstaurar la
tradición, la que fue nuestra, después tuya
y ahora se difumina
en las noches. Pero cuando el deseo
se rinde de
soportar la máscara, obliga a una aproximación
privilegiada, por
inusual, en el entorno de tu cuerpo
proclive al ámbito
amoroso, de donde nace
todo cuanto medir y
besar se puede. Siempre
con subalternidad
hasta hoy, hemos tratado de adquirir
la tutela
prevaleciente, pero enamorados de cuanto ansiábamos.
Hemos intentado lo
justo y lo necesario, como cuando
al anochecer nos
apetece contemplar la luna y desnudos
salimos por la calle
del mar que conduce al espacio
donde el esbelto Paris
indolente atraviesa las débiles defensas
de Helena, simulando
un preparado ataque frontal
que en realidad no fue
más que una simulación
del viejo Menelao
que, enamorado del brío lúcido de Ulises,
naufragó durante
ocho años celoso de Penélope-
abandonado del
consuelo de su partener Nestor.
Comentarios