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Mostrando entradas de enero, 2015

EL RIESGO DE LA DIVINIDAD.

Hubo sus más y sus menos. Recuerdo que al mirarnos, alguien comentó que, aunque la vida nos había esparcido espléndida, en casi todos los mundos posibles habíamos nacimos nardos, adecuados unos, insólitos otros. Al parecer, dijeron, nos habíamos comportado con la dignidad adecuada. Lo cierto es que todos veníamos cargados de historias, ajenas algunas, y aún había tiempo para resolverlas. Tal y como amaneció, ¿cómo pensar que nos robarían? Al fin sucedió que éramos como dijeron. Llegamos con volados de encaje, amplios, resueltos y acompañados, rociados, compañeros de la aurora blanca. Aún así, hubo que reportarnos, indagar para saber quién era cada cual. No fue fácil porque, aunque todos los golpes recibidos eran igual, no tenían el mismo origen y una frágil historia los cubría. Pero de nuevo las miradas nos identificaron. Horas después, días quizá, supimos que, aunque intentamos llegar desnudos y cubiertos de luz, teníamos los hombros hundidos de soportar recelos, malicias y consejos